"La Ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia"(...) "La enorme multiplicación de libros, de todas las ramas del conocimiento, es uno de los mayores males de nuestra época." (...)"La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia." (E. Allan Poe)

jueves, marzo 3

La prostituta del Támesis.

Tormentos del tiempo, viejas hojas perennes a la luz otoñal, vuelan en colosales mares. Subterráneo de tristeza y desolación, el cándido reflejo de lo que fue; cayendo en el abismo.
El vértigo propicio, apropia en incrédulas centellas simulando felices, una actuación sin sentido.
Una mano que desconoce, dibuja amorfo el cosmos que engloba una miseria; un ensayo y un final que no anhelaba, pero debería actuar.
Rímel, tabaco y Channel, se esparcen en la atmosfera de aquel recuadro. Y ella respira fuerte, como un gato a punto de atacar, sus uñas rotas y mal pintadas queriendo penetrar. Las pupilas dilatadas, la respiración entrecortada. Corre por el puente, sin complicidad, mientras el vértigo la hace dudar…Su dulce y engañosa mirada penetra en el más allá. Sin darse cuenta, se encuentra sin humanidad, la nada misma.
Se halla perdida, aturdida. ¿A quién llamar? ¿A quién gritar? …El calor iba aumentando y el llanto se iba acumulando.  No hay nada que amortigüe el estampido.
Homicidio en mano…Asesinos de pasión. Remota, y ahorca, en un aire desesperado…
El puente se estrecha, aparecen las piedras, y luciérnagas… o luces pequeñas que se convierten en testigos directos, sino cómplices de aquel desacuerdo amargo. Ecos sórdidos retumban en el piso desprolijo, neblina blanca envuelve sus rostros, como un demonio.
Y ella tiembla, se marea…. Y voltea.  Recordó, tiempo atrás
Vidas prohibidas, que se encuentran en camas de pocas estrellas por unas pocas monedas.  Naciendo en la ausencia de compañías perfectas, se engendra, se infiltran. Pasión, ardor, ilusión, instinto, trabajo.
Con la luna de veranos infieles se estimulaban. Y la noche no alcanzaba…artillería barata, se vende, se entrega, se presta. Con soles de tardes ardientes se recuestan… por caminos sin destinos, predestinado ausente. 
Se mienten.
Nubes pesadas la acorralan, en paisajes de extravagante soledad. Y decide amenazar con contar la verdad. Entre el cielo y el infierno. Se acorralan.
La noche es larga cuando no se tiene prisa, la prisa es mucha cuando se tiene que ganar la vida.  
Y de noche,  ella acude a la cita.  Noche aquella, de primavera, que engalana con un tapado rojo; que esconde su piel que se endurece como erizo, tapado que ella misma había conseguido con dinero prestado, robado. Tapado que la hincha de orgullo tanto como de codicia... y la deja en evidencia sobre la acera.
Él la esperaba hacía rato. Se miran. La respiración se acelera, y el cuerpo se hincha,  miran a su alrededor…. Audaces. Aves rapases haciendo un festín, y un borracho. Solo ellos, solos dos.
El la toca, extiende su mano y reposa en el rostro, Cambridge húmedo y salvaje.
Se agitan, se excitan, se desean serena y furiosamente. Pero se paralizan. 
Del bolsillo de él, un sobre, y  un adiós. Una oferta, que parecía ser perfecta… pero en aquellos tiempos, no había tiempo de perfección. Y ella rechazó.
A veces se tiene la idea o el deseo, que un pedazo de papel puede cambiar toda una historia, pero en realidad, el papel no deja de ser papel. En realidad… dos no deja de ser dos. 
La música suena, bailan, se muerden, y siguen siendo dos, la remera se arruga y cae al piso un botón, siendo dos.
Sus dedos se entrelazan, lo araña, la amarra, se miran…éxtasis intersticial esta comedia prístina que se acerca al final. 
Él con ansias de matar.
Ella se niega, se niega…. Se avergüenza y se asusta. Resonancia en los confines de la tierra, alertan. Y un dolor que penetra en sus huesos. ¿Qué era todo esto? Como en las noches de Cabiria, ella quiere reír, quiere huir…. Pero no puede. El se enfurece, se retuercen.  
El puente se desvanece.
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Y él regresó a su casa… Pies descalzo sobre el piso mojado, quejas del parqué maltratado. Angustia y temor, paz y liberación
la radio se pierde junto a la deliciosa canción, el arma acompaña el temblor y la falta de razón.
Deja caer aquella unión, ya en el aire recordó: en ese tiempo, no hay lugar para el adiós.
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Y ella sintió todo el peso de su cuerpo como nunca antes, midió el poder de sus pulmones hasta más no poder, y finalmente abrió los brazos!
Aun duerme, Aun no muere.
De un día a otro, tal vez fue hace mucho tiempo, se sintió acorralada. Reapareció soñando, con papel en mano, percatando que algo es mundano.
Lo que no es naturaleza es elección, y ella eligió.